
Divagaciones pedantes a preguntas sin respuesta:
Todo es susceptible de ser malinterpretado. Esto es una visión que probablemente no tenga nada que ver con lo estés pensando.
domingo, 14 de noviembre de 2010
sábado, 6 de noviembre de 2010
EL PASO DEL TIEMPO como pasatiempo.
Hay quien aprovecha tanto el tiempo que no lo ve pasar. Cuenta los años y no los días; se despierta de una conversación al darse cuenta de que ese recuerdo vivo, ocurrió hace ya varios años.
Otros (más contemplativos), se sientan a ver pasar el tiempo. Esperando que pase algo que haga diferente el minuto venidero del precedente.
Hay tiempos lentos que hay que "matar", entreteniédolos para que no se ralenticen al igual que una espera se hace eterna, mientras que un buen rato se hace siempre corto.
"La espera es constitutiva del placer", pero hay veces que, de tanto esperar, cuando al fin lo consigues, ya no importa; su tiempo y su triunfo ya han pasado.
Hemos inventado formas de hacer más llevaderos los tiempos muertos, pero nadie ha conseguido aún que los buenos tiempos dejen de ser tan cortos.
¿Y por qué el tiempo en nuestros sueños tiene un papel tan secundario? Todo ocurre al antojo de nuestro cerebro, sin atender a la razón; para lo bueno y para lo malo.
Eso me lleva a pensar que eligiendo la vida que queremos llevar, tratando de ser felices, el tiempo pasará rápido y nuestra vida será más corta, pero al menos será nuestra y habremos disfrutado del tiempo sin necesidad de pasatiempos.
Otros (más contemplativos), se sientan a ver pasar el tiempo. Esperando que pase algo que haga diferente el minuto venidero del precedente.
Hay tiempos lentos que hay que "matar", entreteniédolos para que no se ralenticen al igual que una espera se hace eterna, mientras que un buen rato se hace siempre corto.
"La espera es constitutiva del placer", pero hay veces que, de tanto esperar, cuando al fin lo consigues, ya no importa; su tiempo y su triunfo ya han pasado.
Hemos inventado formas de hacer más llevaderos los tiempos muertos, pero nadie ha conseguido aún que los buenos tiempos dejen de ser tan cortos.
¿Y por qué el tiempo en nuestros sueños tiene un papel tan secundario? Todo ocurre al antojo de nuestro cerebro, sin atender a la razón; para lo bueno y para lo malo.
Eso me lleva a pensar que eligiendo la vida que queremos llevar, tratando de ser felices, el tiempo pasará rápido y nuestra vida será más corta, pero al menos será nuestra y habremos disfrutado del tiempo sin necesidad de pasatiempos.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
DISTINTAS DENOTACIONES DE LA PALABRA "OJALÁ":
- Si Dios quiere.
- Ojalá como añoranza.
- Ojalá como súplica.
- Ojalá como excusa.
- Ojalá como añoranza.
- Ojalá como súplica.
- Ojalá como excusa.
lunes, 1 de noviembre de 2010
LA SOLEDAD COMO EJERCICIO (y beneficio)
La soledad, solitud, soltería... están sumamente infravaloradas.
Si bien "el ser humano es un ser social", creo que esta característica nos define sólo a nivel práctico y descriptivo. Es cierto que somos el único animal que vive en comunidades en las interactúa, comparte y actúa en base a un reglamento para lograr una "paz", la paz de una sociedad que así lo requiere.
Nos desarrollamos, pasamos de las manadas a las ciudades, evolucionamos hacia el entendimiento y el habla nos hizo civilizados, o lo que es lo mismo, sociales.
No obstante, el hecho de ser un animal social no nos inhabilita para la soledad. De hecho, y a mis ojos, debería potenciarla. La gente se empeña en estar siempre rodeada de amigos o seres queridos con tal de no enfrentarse al silencio; a la soledad. La hacen de menos porque se sienten obligados a pensar. A rellenar su tiempo de algún modo. Quieren buscar una salida en lugar de ver que no es un problema sino una solución.
Disfruto tanto o más mi independencia como la evasión de mi privacidad; De hecho, creo que ambas son necesarias para poder disfrutar de su opuesta.
La soledad es un estado mental, una virtud que bien gestionado, proporciona el mayor de los placeres. Aquí me remito a la primera entrada (la anterior) de este blog que viene a potenciar la libertad; quien es libre de hacer lo que quiere, es también libre de disfrutar sus decisiones.
Y la soledad es el mejor de los regalos cuando es una decisión que uno ha elegido personalmente y que no viene impuesta por ningún factor externo. No es lo mismo estar solo que querer estarlo. Como tampoco es lo mismo quedarse solo que estar solo.
El egoísmo entiende mucho de libertad y la libertad es el abono de la soledad. Por eso creo que si alguien quiere ser libre, más vale que esté preparado para valorar la soledad.
El refugio de las personas, está en las personas y sólo aquellos que logran refugio en uno mismo sin desesperarse, son capaces de llegar a la liberación y a la comprensión última de ese problema.
Durante años, traté de ocultar mis problemas con trabajo, amigos, planes, llamadas, viajes, familia... pero no fue hasta que acepté la soledad y a mi mismo, cuando comprendí que mis mayores problemas, venían de no atender a mis problemas.
Enfrentarse a si mismo es duro y frustrante, es agotador y en muchos casos, también peligroso, pero cuando sales curado de todo ello, te das cuenta de que has alcanzado la libertad absoluta porque puedes estar en cualquier situación sabiéndote dueña de ella.
Viajar solo, vivir solo, comer solo, surfear solo... son terapias del alma para quienes sepan apreciarlas.
Eres tu mejor amigo y tu peor enemigo, así que cuanto más te conozcas, mejor podrás dominarte.
Si bien "el ser humano es un ser social", creo que esta característica nos define sólo a nivel práctico y descriptivo. Es cierto que somos el único animal que vive en comunidades en las interactúa, comparte y actúa en base a un reglamento para lograr una "paz", la paz de una sociedad que así lo requiere.
Nos desarrollamos, pasamos de las manadas a las ciudades, evolucionamos hacia el entendimiento y el habla nos hizo civilizados, o lo que es lo mismo, sociales.
No obstante, el hecho de ser un animal social no nos inhabilita para la soledad. De hecho, y a mis ojos, debería potenciarla. La gente se empeña en estar siempre rodeada de amigos o seres queridos con tal de no enfrentarse al silencio; a la soledad. La hacen de menos porque se sienten obligados a pensar. A rellenar su tiempo de algún modo. Quieren buscar una salida en lugar de ver que no es un problema sino una solución.
Disfruto tanto o más mi independencia como la evasión de mi privacidad; De hecho, creo que ambas son necesarias para poder disfrutar de su opuesta.
La soledad es un estado mental, una virtud que bien gestionado, proporciona el mayor de los placeres. Aquí me remito a la primera entrada (la anterior) de este blog que viene a potenciar la libertad; quien es libre de hacer lo que quiere, es también libre de disfrutar sus decisiones.
Y la soledad es el mejor de los regalos cuando es una decisión que uno ha elegido personalmente y que no viene impuesta por ningún factor externo. No es lo mismo estar solo que querer estarlo. Como tampoco es lo mismo quedarse solo que estar solo.
El egoísmo entiende mucho de libertad y la libertad es el abono de la soledad. Por eso creo que si alguien quiere ser libre, más vale que esté preparado para valorar la soledad.
El refugio de las personas, está en las personas y sólo aquellos que logran refugio en uno mismo sin desesperarse, son capaces de llegar a la liberación y a la comprensión última de ese problema.
Durante años, traté de ocultar mis problemas con trabajo, amigos, planes, llamadas, viajes, familia... pero no fue hasta que acepté la soledad y a mi mismo, cuando comprendí que mis mayores problemas, venían de no atender a mis problemas.
Enfrentarse a si mismo es duro y frustrante, es agotador y en muchos casos, también peligroso, pero cuando sales curado de todo ello, te das cuenta de que has alcanzado la libertad absoluta porque puedes estar en cualquier situación sabiéndote dueña de ella.
Viajar solo, vivir solo, comer solo, surfear solo... son terapias del alma para quienes sepan apreciarlas.
Eres tu mejor amigo y tu peor enemigo, así que cuanto más te conozcas, mejor podrás dominarte.
sábado, 30 de octubre de 2010
HEDONISMO. Placer como fin y medio:
Mi egopracticismo me lleva a desvirgar este blog con uno de los temas filosófico-morales más discutidos; el egoismo de la felicidad.
En un mundo individual y voayerista, cada uno encuentra su hueco donde puede. Todos buscamos la aprobación de los demás para confirmarnos, ennseñando la vida que no tenemos. Buscamos, cada vez más, el placer en la irrealidad mostrando proyecciones positivas del ser al que quisiéramos parecer.
Hoy es tan verdad lo virtual como la real. No hay fronteras, no existen los "no"; estamos conectados con gente, lugares y opciones en cualquier rincón del planeta. Puedes acceder y alcanzar lo que quieras. Abiertas las fronteras físicas, se abren también las mentales y, con todas las posibilidades y opciones a nuestro alcance, el apetito aumenta exponencialmente al compromiso, o en este caso a la falta de compromiso.
Nadie quiere renunciar a nada. Nadie quiere perderse nada. Nadie se compromete a nada.
El placer es tal y las opciones para satisfacerlo son tantas que se hace muy complicado renunciar a ellas. Creo firmemente que el mayor placer en la vida es el egoísmo merecido; el egoísmo justificable. Uno no puede hacer lo que le venga en gana porque sí, necesita compensar la parte moral de la ecuación para lograr la felicidad.
Es justo y deseable buscar el placer si en tu búsqueda no perjudicas el placer o la felicidad de los que te rodean.
El mayor de los placeres nos viene dado por la libertad, la opción de elegir, pero ser egoísta de manera justificada es mucho más placentero ya que evitas el remordimiento que produce la moral. Moral y hedonismo no son antónimo (ni sinónimos), pero su relación resulta clave para entender la justa medida de ambos.
Hay quienes encuentran placer en hacer las cosas justas y en hacer felices a los demás. Buscan su felicidad a través de la felicidad que provoca en los demás. Estamos, en parte, creados para eso y el sexo es un buen ejemplo; la naturaleza quiere que disfrutemos durante el coito. Nos premia para evitar que la reproducción se convierta en un compromiso racional. El hedonismo camuflado de una razón natural, la supervivencia.
El disfrute se alcanza, en primera instancia, por el bienestar personal y el disfrute altruista de satisfacer a los demás es placentero en tanto en cuanto te hace sentir bien (egoísmo nuevamente) por haber logrado ese objetivo.
Creo que una de las claves más importantes de la felicidad está en darse cuenta de que no hay más realidad que la presente y evitar buscar respuestas en lo venidero. No buscar la felicidad donde no estamos, sino valorar lo que tenemos en cada momento. Me ha llevado muchos años entender esto y estoy lejos de poder afirmar que lo he conseguido.
La libertad, motor de la felicidad, es el único de todos los valores que un ser humano puede alcanzar, que le permite superar los obstáculos convirtiéndolos en éxitos y satisfacciones personales. Ser libre es ser egoísta y ser egoísta es querer ser libre.
Para mi, el surf es la pura expresión del máximo placer y libertad, una falta de dependencia con la que disfruto de la libertad de quien se sabe solo, rindiendo cuentas sólo a mí mismo. En paz interior y exterior.
La inmensa mayoría de la gente, busca la felicidad en la acumulación de bienes que les restan libertad. Casas, coches, hipotecas... todo lo que te convierte en esclavo de una vida que no siempre tiene por qué ser definitiva. ¿Dónde quedó la opción de poder cambiar de vida a nuestro antojo? ¿O es que queremos lo mismo a los 30 que a los 60? No hay barcos, coches, casas ni fortunas que valgan la libertad de no tener nada.
Cada uno tiene su visión del placer y de lo que le hace feliz; sólo tiene que abrirse a ver de qué se trata y hacer de su felicidad, su vida; de su meta, su objetivo; de su objetivo, su presente y de su presente, su libertad.
En un mundo individual y voayerista, cada uno encuentra su hueco donde puede. Todos buscamos la aprobación de los demás para confirmarnos, ennseñando la vida que no tenemos. Buscamos, cada vez más, el placer en la irrealidad mostrando proyecciones positivas del ser al que quisiéramos parecer.
Hoy es tan verdad lo virtual como la real. No hay fronteras, no existen los "no"; estamos conectados con gente, lugares y opciones en cualquier rincón del planeta. Puedes acceder y alcanzar lo que quieras. Abiertas las fronteras físicas, se abren también las mentales y, con todas las posibilidades y opciones a nuestro alcance, el apetito aumenta exponencialmente al compromiso, o en este caso a la falta de compromiso.
Nadie quiere renunciar a nada. Nadie quiere perderse nada. Nadie se compromete a nada.
El placer es tal y las opciones para satisfacerlo son tantas que se hace muy complicado renunciar a ellas. Creo firmemente que el mayor placer en la vida es el egoísmo merecido; el egoísmo justificable. Uno no puede hacer lo que le venga en gana porque sí, necesita compensar la parte moral de la ecuación para lograr la felicidad.
Es justo y deseable buscar el placer si en tu búsqueda no perjudicas el placer o la felicidad de los que te rodean.
El mayor de los placeres nos viene dado por la libertad, la opción de elegir, pero ser egoísta de manera justificada es mucho más placentero ya que evitas el remordimiento que produce la moral. Moral y hedonismo no son antónimo (ni sinónimos), pero su relación resulta clave para entender la justa medida de ambos.
Hay quienes encuentran placer en hacer las cosas justas y en hacer felices a los demás. Buscan su felicidad a través de la felicidad que provoca en los demás. Estamos, en parte, creados para eso y el sexo es un buen ejemplo; la naturaleza quiere que disfrutemos durante el coito. Nos premia para evitar que la reproducción se convierta en un compromiso racional. El hedonismo camuflado de una razón natural, la supervivencia.
El disfrute se alcanza, en primera instancia, por el bienestar personal y el disfrute altruista de satisfacer a los demás es placentero en tanto en cuanto te hace sentir bien (egoísmo nuevamente) por haber logrado ese objetivo.
Creo que una de las claves más importantes de la felicidad está en darse cuenta de que no hay más realidad que la presente y evitar buscar respuestas en lo venidero. No buscar la felicidad donde no estamos, sino valorar lo que tenemos en cada momento. Me ha llevado muchos años entender esto y estoy lejos de poder afirmar que lo he conseguido.
La libertad, motor de la felicidad, es el único de todos los valores que un ser humano puede alcanzar, que le permite superar los obstáculos convirtiéndolos en éxitos y satisfacciones personales. Ser libre es ser egoísta y ser egoísta es querer ser libre.
Para mi, el surf es la pura expresión del máximo placer y libertad, una falta de dependencia con la que disfruto de la libertad de quien se sabe solo, rindiendo cuentas sólo a mí mismo. En paz interior y exterior.
La inmensa mayoría de la gente, busca la felicidad en la acumulación de bienes que les restan libertad. Casas, coches, hipotecas... todo lo que te convierte en esclavo de una vida que no siempre tiene por qué ser definitiva. ¿Dónde quedó la opción de poder cambiar de vida a nuestro antojo? ¿O es que queremos lo mismo a los 30 que a los 60? No hay barcos, coches, casas ni fortunas que valgan la libertad de no tener nada.
Cada uno tiene su visión del placer y de lo que le hace feliz; sólo tiene que abrirse a ver de qué se trata y hacer de su felicidad, su vida; de su meta, su objetivo; de su objetivo, su presente y de su presente, su libertad.
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