Divagaciones pedantes a preguntas sin respuesta:

Todo es susceptible de ser malinterpretado. Esto es una visión que probablemente no tenga nada que ver con lo estés pensando.

martes, 15 de febrero de 2011

Diálogo abierto sobre la libertad:


Un comentario anónimo, escribe en respuesta a mi post sobre voluntad -vs- libertad:

"No existe la libertad absoluta, todo son libertades parciales al vivir en condicionamiento social...con lo cual lo que denominamos libertad es un aproximamiento a un concepto que jamás viviremos en sí mismo, a no ser que nos carguemos al resto de especimenes
EL Perez Reich"


La libertad absoluta, estoy de acuerdo, no existe. Pero no tengo tan claro que se pueda echar la culpa de esto al condicionamiento social ya que, entrando en bucle, el propio condicionamiento social del que hablas, viene de acontecimientos posteriores que pautaron esas guías éticas, morales o religiosas. Esta forma de entender la libertad (o en este caso, la falta de ella), se apoya en la corriente denominada determinismo filosófico en el que nada es elegido libremente / voluntariamente porque siempre está condicionado a lo que previamente ocurrió; es decir, nada ocurre porque sí. No hay efecto sin causa. No te dejas el pelo largo porque quieras, te lo dejas porque has visto una foto que te ha gustado (o porque, como decía nuestro anónimo, una convención social -entiéndase moda- influye sobre tus gustos o tu voluntad).
Spinoza, puntualizaba: "las decisiones de la gente no son más que meros deseos".

Además de ver esta teoría como algo muy deprimente, me niego a compartirla porque eso significaría que ya no debo preocuparme por las decisiones que tome porque no las puedo elegir. Por lo que no sabré cuál es la decisión correcta, para tomar una decisión, tendría que dejarme llevar por los acontecimientos lógicos y no por los pasionales.

Yo quiero pensar que "desobedecer" a lo establecido, a ese "condicionamiento social" en tu comentario, es una forma de libertad absoluta. La sola voluntad de no querer hacer lo que estamos predestinados socialmente a hacer, es ya una gran libertad. Hacerlo o no, es efectivamente problema de tus ataduras sociales.

Tenemos la libetad (aunque no siempre la voluntad) de tomar decisiones que modifican nuestra vida.

domingo, 13 de febrero de 2011

Trabajar para vivir trabajando:

Yo trabajo. Trabajé y trabajaré; espero que el tiempo necesario para cansarme de lo que hago.

La creatividad publicitaria es -cada vez más- reducidamente creativa. Ya no es lo que era -ni mucho menos lo que se le supone-.
Cualquier trabajo desgasta, pero la creatividad, por ser una profesión tan personal, tan vocacional, tan única, no puedes evitar implicarte en el proceso, dejarte la piel defendiendo tus ideas. Luchar por tus conceptos para que no terminen siendo un aborto. Por eso, antes de que sea tarde, quiero pensar en si quiero pasarme la vida trabajando para no vivir. O trabajar lo necesario para vivir al máximo.

Trabajar para los demás... trabajar por dinero. Trabajar para vivir. Vivir para trabajar.

sábado, 12 de febrero de 2011

voluntad -vs- libertad.

Hace varios meses que no escribo por placer. Que no me complico la escritura con pensamientos más allá de los profesionales. Hoy sólo dejo caer unas líneas para animar al diálogo sobre uno de mis temas preferidos, la LIBERTAD.

Releyendo lo que escribía meses atrás, me di cuenta de que nunca mencioné las fronteras de la libertad individual; sólo un poco quizá al hablar de "balancear la ética a la hora de practicar el hedonismo de la libertad", de tener en cuenta la moral en la ecuación.

La libertad debería ser un derecho inalienable del ser humano. Un derecho fundamental de fronteras invisibles, educacionales, éticas, morales, religiosas y racionales.

Hay una frase que define muy bien esta libertad individual: TU LIBERTAD TERMINA DONDE EMPIEZA LA LIBERTAD DE LOS DEMÁS.
Este tema me fascinaba de pequeño porque no sabía gestionar ese infinito de posibilidades. Me sentía muy afortunado de poder gozar de ese privilegio y me costaba, por aquel entonces, comprender cómo podía interferir yo en la libertad de los demás. Hoy lo comprendo y sé también lo importante que es dar y recibir libertad. Es uno de los mejores regalos y aunque desgraciadamente siga siendo un privilegio, debemos luchar porque se convierta en un derecho para todos.